La Vall de Boí, un tesoro natural, histórico y cultural
La estación de montaña de Boí Taüll se ubica en uno de los espacios más emblemáticos del territorio catalán, la Vall de Boí. Este paraíso natural se encuentra rodeado de referentes tan potentes como son el patrimonio románico y el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, espacios idóneos para hacer turismo en la zona.
Con sus pueblos que vierten historia en cada esquina, su gastronomía, la fauna y los espectaculares paisajes, la Vall de Boí se convierte en un punto de referencia importante en el turismo rural de Catalunya.
Un valle lleno de leyendas, tradiciones ancestrales y estilos de vida que se convierte en el valle de los cuatro patrimonios: el Románico, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; las fallas, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici, el único parque nacional de Catalunya y el Destino Stralight, donde descubrir la magia de nuestro cielo.
En torno a la estación se encuentra la esencia del arte románico con iglesias y pueblos que componen el Centro del Románico de la Vall de Boí, Patrimonio Mundial de la UNESCO, pueblos que muestran la historia de Catalunya. Algunos de los pueblos más destacables son:
La fiesta de las fallas es un acto de tradición ancestral que se celebra en 63 pueblos de los Pirineos y Prepirineos y es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Desde tiempos remotos, ha sido una tradición arraigada en los pueblos de la Vall de Boí donde, coincidiendo con el solsticio de verano, los habitantes de los municipios encienden con fuego una antorcha de madera resinosa y la bajan de la montaña a la plaza del pueblo.
Los paisajes más majestuosos se encuentran en el Parque Nacional, que es uno de los mejor conservados del sur de Europa, con cimas que superan los 3.000 metros, los Glaciares del Cuaternario, casi 300 lagos, ríos y cascadas en este paraíso del agua.
Un parque con tesoros faunísticos como el oso pardo, el rebeco, el urogallo, la nutria, el buitre, el águila real, el quebrantahuesos o la perdiz blanca entre otros, que pueblan este territorio.
Este reconocimiento se otorga a aquellos destinos que se consideran con excelentes cualidades para contemplar el cielo nocturno y están protegidos de cualquier contaminación lumínica.
El Parque Nacional ha sido reconocido con este sello que garantiza su protección y permite atraer a los amantes de la astronomía para disfrutar de una observación del cielo excepcional.